En el evangelio de este domingo encontramos que Jesús inicia un tiempo en el que lo fundamental no es el desquite o la rivalidad entre Dios y las personas sino las Buenas Noticias, la salvación; es un tiempo de gracia. En este tiempo de gracia para que sea aceptable a Dios debe basarse en el anuncio y la proclamación de buenas noticias para los más desprotegidos, es un tiempo para transformar profundamente la realidad: que los pobres reciban buenas noticias, que los cautivos sean liberados, que los ciegos vean…
En el inicio de este nuevo tiempo tiene una fundamental importancia la presencia del Espíritu Santo, alguien es fiel al Espíritu porque como Jesús se deja conducir al compromiso para hacer de la historia un tiempo aceptable a Dios. Este tiempo de gracia fue iniciado por Jesús pero nos corresponde a todos continuarlo.
(Publicado el 24 de enero del 2010)
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